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ENTRE LINEAS

Entre Instantes, la bienvenida

Y como no voy a dejar de escribir aunque nunca llegue realmente a aprender, lo continuaré haciendo en otro lugar. Después de varios cambios de nombre, en su presentación e incluso, en su dirección virtual, me decidí en llamarlo, ¡como no!, "Entre Instantes" y su presentación es esta:

 

 

"En un instante nacemos, en otro morimos. Resulta curioso que esos espacios breves de tiempo, fugitivos, frágiles y efímeros nos condicionen tanto la existencia que se conviertan en el título necesario de los capítulos de las historias que vivimos. Cuentos, leyendas, fábulas, intrigas, mentiras, traiciones, incomprensiones, odios, amores, enredos, sentimientos al fin, son los que modifican el rumbo del camino que sucede entre ellos, la Vida"

 

Como dirección virtual me han asignado -he de confesar que no es la que quería- la de http://entrinstantes.blogspot.com. Allí os espero a tod@s: sólo tenéis que dejarme vuestra dirección de correo electrónico para que os añada a la lista de invitados y podáis acceder a la página y dejar vuestros esperados comentarios.


Se oye "Here como the sun" (Aquí cerca del sol) de The Beatles

Entre Líneas, la despedida.

De vez en cuando es necesario hacer una limpieza general para librar el camino de obstáculos y poder avanzar lo que quede de él con las menores dificultades posibles. Eso es lo que he estado haciendo desde hace justo un mes, desembarazarme de esas pequeñas cosas que impedían el paso del aire. De unas ha sido sencillo y hasta divertido ¿Qué cómo puede ser divertido dedicarse a la ingrata tarea de asear aunque sea virtualmente? Sencillo, comprobando que siempre habrá alguien más estúpido y superficial que tu. Y haberlos y haberlas “haylas”. Empecé por el messenger. A lo largo de los años se habían acumulado direcciones de correo electrónico que, en muchos casos, no sabía de quienes eran  o que ya no estaban “socialmente” operativas. Los que utilizáis ese sistema de comunicación instantánea sabéis que no basta con que tú elimines la cuenta en cuestión sino que también debe la otra persona eliminar tu correo para que desaparezcáis de la lista. Así que envié a todas esas cuentas inactivas un correo (cuidado que hay que hacerlo en CCO no vayáis a ser presa de la voracidad de la Agencia Española de Protección de Datos) en el que decía textualmente:

 

“Hola,

Hace muchísimo tiempo que nos tenemos en la lista de messenger y no nos vemos ni nos hablamos. Es inútil mantenerse en una lista si nada esperamos el uno del otro ¿Te importaría eliminarme y así aligeramos espacio? Si no sabes cómo hacerlo, en este enlace tienes las instrucciones: http://entre_lineas.blogia.com/2005/100501-botones-secundarios.php :)

Gracias y un saludo”


Cualquiera que reciba un correo tan botarate como ese lo primero que se le ocurrirá hacer es eliminar no solo la cuenta, si no al individuo en cuestión o, como mínimo bloquearle para no recibir ni una majadería más. Y lo que menos haría, al menos yo, es enviarle un correo de respuesta al mentecato aunque sea para insultarlo. Lo enviaría a la papelera de reciclaje sin más y ya está. Pero hete aquí  que la condición humana siempre me sorprende y aquell@s a quienes creía que, como mínimo, habían superado mi ausencia, no fue así y me contestaron al mensaje. Las lindezas con que se despacharon algún@s fueron del siguiente orden:

 

“Hola,
 
No es que me importe, es que no acostumbro a hacerlo y no lo haré, a mí no me resulta molesto ni necesito aligerar nada.

Podrías eliminarme tú si sabes y quieres.

Gracias a ti y un saludo”

 

Todo un carácter el de “RG” ¿verdad? A la que contesté:

 

“Es que ya lo hice y me sigues apareciendo. No cuesta nada, anda, hazme el favor...”


Como respuesta “RG”, la del mucho carácter, me remite un correo “spam” en el que me recomienda una página de encuentros con “mujeres y hombres hot” junto a otras -bien visibles- cientos de cuentas de correo.  Ahí sí que me cabreo y la invito a que deje de enviarme correos ni de ese tipo, ni de ningún otro, sugiriéndola que visite la de la Agencia Española de Protección de Datos. Desde esa fecha, “RG”, la del carácter inquebrantable, ya se abstiene de enviarme comunicaciones pero sigue sin eliminarme de su lista porque debe ser una mujer de “principios inalterables”.

 

Este otro llega, incluso, al insulto:

 

“hola!!!!!! cómo estás???? q sorpresa saber de tí.

A ver.... no uso el messenger desde hace facil.........2 años??? es más cambié d ordenador y aquí no lo tengo ni descargado, en el portatil puede q sí, pero tb hace la tira q no lo uso.
tanto problema es tener mi nombre ahí?????? aligerar espacio?????? en fin...... me habría gustado más un.... " hola N. , q tal estás??? cómo t va todo?", pero bueno, intentaré complacerte y estos días intentaré abrir el messenger y quitarte d los contactos.
Siento haber tardado en contestar, por un lado estuve fuera, y tampoco es q use mucho el correo...

 Un saludo???? venga!!! pues otro saludo d mi parte tb!!!!”


A lo que contesté:

 

“Me interesa tanto saber cómo estás y como te va todo en la misma medida que te interesa a ti de mi. Gracias por el esfuerzo. Adios.”


Y aún una respuesta suya:

 

“Bueno, esta tarde o mañana, intento abrir el messenger y lo quito.

q borrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrde!”


Y mi último correo a la “chica-super-hiper ocupada”:

 

“Suerte para ti. Un borrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrde menos en tus listas y en tu vida”


Hay algunos más que voy a obviar porque van en el mismo sentido que los anteriores. Personas con las que no hablo hace años que se ofenden porque se lo recuerdas. Lo dicho, la estupidez humana no tiene fronteras.  Ha sido divertido comprobarlo. Y a l@s que quedan por ahí y no se atreven a pasar a la acción por un mal entendido sentido de "educación", desde ahora, desde siempre les recuerdo las instrucciones de procedimiento de eliminación: leer en  "Botones secundarios" .


Pero lo que si me está costando mucho es separarme de "Entre Líneas". La verdad es que tantos años sin vacaciones le han pasado factura y ya es hora de darle un largo descanso. Tal vez definitivo, no lo sé. Tantas veces he dicho (escrito) que lo dejaría y no he sido capaz de hacerlo. Los sentimientos que están en él son difíciles de abandonarlos a la deriva del oscuro mundo de "La Red". Así que ahí lo dejo con un "¡ hasta luego !", "¡hasta siempre!".


Se oye "Ne me quitte pas" (No me dejes) de Jacques Brel.

Horas críticas

Horas críticas

El otro día un amigo me explicaba que había tenido una primera cita con alguien que había conocido en “La Red”. Decía que coincidieron hacía casi dos meses en uno de esos lugares de encuentro y que la atracción había sido fulminante. Ahora, después de dos meses de seguir el ritual clásico entre dos personas adultas enseñándose fotos, escribirse vía messenger, verse por la cámara y, finalmente, comprobar que todo eso encajaba con la voz, habían decidido conocerse en persona.

 

-      La verdad -comentaba mi amigo- la primera vez que quedamos me dio algo parecido a un plantón. Me dijo que me llamaría para concretar la hora y no lo hizo. Después de aquello intenté entender porqué habría sido y más cuando en los días siguientes desapareció por completo de la faz de “La Red”. Así que estaba por eliminar todo rastro de ella hasta que recibí un SMS suyo citándome ese mismo día.

 

-      ¿Y qué hiciste?, le pregunté.

 

-      Le solté un par de mensajes “puyas” haciéndole saber mi cabreo por haberme dejado “semi” plantado el primer día y su silencio en los días posteriores… Eso sí, el enfado me duró aproximadamente los segundos que tardé en escribirle un segundo mensaje en el que le decía que me moría de ganas por verla.

 

-      ¿Y qué pasó?

 

-      Ese mensaje si le gustó. Quedamos para cenar aquella noche.

 

-      ¿Y qué ocurrió? ¿Cómo fue?

 

-      Pues verás si me lo hubieses preguntado a la mañana siguiente o, incluso, pasados dos días, te hubiera dicho que fue un encuentro que colmó algo más que mis expectativas. Fue (y no quisiera parecerte cursi) maravilloso. Una noche llena de sonrisas, silencios cómplices, miradas llenas de deseo… Parecía que el mundo se acabaría cuando nos separásemos y debíamos aprovechar hasta el último suspiro… Fue plena para los dos… o eso creía yo.

 

-      ¿Por qué dices eso?

 

-      Porque pasada aquella noche no he vuelto a saber de ella. De eso hace más de una semana… No sé qué pensar. Y yo vuelvo a morir por estar con ella.

 

-      Olvídate de eso. Olvídate de ella. No habrá un segundo encuentro. No habrá encuentro alguno.

 

-      ¡Anda! ¿Y cómo sabes tu eso?

 

-      Pura lógica. Dime una cosa ¿a qué tu le enviaste un SMS a las pocas horas?

 

-      Pues si.

 

-      Seguro que no te lo contestó ¿me equivoco?

 

-      No, no te equivocas. Pero bueno -excusó- eso en ella es normal...

 

-      ¡Qué normal, ni qué gaitas! ¡Cuando una mujer o, mejor dicho, cuando una persona ha pasado unas horas con otra como las que me has contado, sólo piensa en volver a repetirlas cuanto antes! Las pasiones, los deseos no se pueden reprimir por mucho que lo intentes y desarbolan cualquier estrategia que hayas ideado. Verás -continué la disertación a mi amigo- esto funciona como una operación que te hacen a vida o  muerte pero al revés.

 

-      ¿Qué quieres decir?

 

-      Te explico. Cuando te operan de urgencias por algo grave, las primeras cuarenta y ocho horas son decisivas. Si las superas puede decirse que lo más grave ha pasado y tienes muchas posibilidades de salir adelante. En este tipo de encuentros sucede al revés. Una vez superas las cuarenta y ocho horas sin que nadie diga nada, se puede decir que aquella incipiente relación está "muerta".

 

-     ¡Hombre! -me dijo mi amigo con cara de preocupación- no creo que le haya sucedido nada grave.

 

-     Ni yo tampoco. Así que, amigo mío, ha fenecido y debes enterrarla. Por alguna razón que desconocerás toda tu vida, agotaste su deseo. Lo dicho. Olvídala.

 

-     Y luego dirán que los raros somos los hombres.

 

-     Luego lo dirán, si. Pero que bien que lo podamos seguir oyendo.

 

Cuando llegues al final de lo que debes saber, estarás al principio de lo que debes sentir (Khalil Gibran)

El mejor amante

El mejor amante

Dos amantes se disputan a una dama. Ella, generosa y solícita donde las haya, les propone una alternativa.

 

- Voy a dar a uno de vosotros la mitad superior de mi persona y, al otro, la mitad inferior. Elegid.

 

Dicho esto uno de ellos escoge la parte de arriba de la dama y el otro la de abajo.

 

Cualquier varón sensato diría, sin dudarlo, que el mejor amante es el que eligió la parte de arriba de la dama. Craso error. El mejor amante para la señora fue el que eligió la parte de abajo.

 

- Es de la parte de abajo de donde vienen todos los placeres que consuelan a los hombres de sus penurias, y nunca se obtendría placer alguno mirando lo de arriba si no se pensara en lo de abajo. Si no fuera así, obtendríamos el mismo placer mirando la cabeza de un hombre que el de una mujer. Hay que preferir sin ninguna duda la parte inferior, que es la más digna.

 

El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien, sino en el deseo de dormir junto a alguien (Milan Kundera)


Juegos

Juegos

Confieso que estoy completamente enganchado a un juego. A mis años me seduce un pasatiempo de adolescente ¡Quién me lo iba a decir! El jueguecito de marras es fantástico porque puedes practicarlo a cualquier edad y, además, sólo o en compañía, según tu día sea sociable o solitario. No requiere horas ni lugar determinado para practicarlo. Es ideal para casa, el aire libre e, incluso, en el lugar de trabajo eso sí, para los más pudorosos, procurando que no te vean tus jefes (no vaya a ser que les de envidia porque sepas más que ellos) Todas las posiciones pueden ser buenas dependiendo de la habilidad y estado físico de los participantes. Tanto da que lo hagas estirado, de pie o sentado.  Lo mejor de todo es que nadie te recrimina si engañas al contrario, es más, la mentira es un valor añadido en el juego que puede darte la victoria frente a los demás. En muchas ocasiones los otros jugadores no se dan ni cuenta de que inventas o finges. Y si el juego no te va bien o no te gusta lo suficiente,  puedes retirarte en cualquier momento sin necesidad de motivos ni dar explicaciones a nadie. Todo un lujo en los tiempos que corren.  Otra ventaja que a mí me gusta mucho es que puedes arriesgar sin límite porque, para el caso de que dilapides tu fortuna,  enseguida te dan la oportunidad de volver a empezar borrando tus fracasos en el juego y sin que ello suponga perder la experiencia que hayas adquirido.

 

La verdad es que estoy encantado de que  hayan incorporado a mi “BlackBerry” el Texas Hold’em  Da mucho juego.

 

El juego de ponerse límites a si mismo es uno de los placeres secretos de la vida (Gilbert K. Chesterton)

De vuelta

De vuelta

Pocas veces en la vida de los hombres podemos cerrar los círculos y hacer las paces con los fantasmas.

 

Pocas veces las cosas cuadran, la angustia remite y vuelve la esperanza.

 

Para cuando eso ocurra espero tener la suficiente lucidez para ver que la pasión no venga acompañada de ira y lujuria.

 

Júpiter nos otorga mucha más pasión que razón, en una proporción aproximada de veinticuatro a uno. Él ha erigido dos irritables tiranos para oponerse al poder solitario de la razón: la ira y la lujuria. La vida ordinaria del hombre evidencia claramente la impotencia de la razón para oponerse a las fuerzas combinadas de estos dos tiranos. Ante ella, la razón hace lo único que puede, repetir fórmulas virtuosas, mientras que las otras dos se desgañitan de modo cada vez más ruidoso y agresivo, empujando a la razón a seguirlas hasta que, agotada, se rinde y se entrega. (Erasmo)

Esquizofrenia

Esquizofrenia

El pasado sábado estaba convocada una manifestación en Barcelona como protesta por la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut de Catalunya. La marcha había sido impulsado por el actual presidente de la Generalitat de Catalunya, secretario general del Partit dels Socialistes de Catalunya, que consideraba la Sentencia como “atentatoria a la dignidad de los catalanes”. Las manifestaciones de este cordobés del bonito pueblo de Iznájar se supone fueron hechas tras un exhaustivo análisis por su parte de los ochocientos veintiocho folios que contiene el Fallo y de pulsar la opinión del “pueblo de Catalunya” interesadísimo, como se sabe, por el Estatut y las declaraciones del máximo representante de la Generalitat. Este sabio e ilustrado dirigente político ha sabido acomodarse no solo al sillón  de mando, si no también a las exigencias de un guión nacionalista que ni entiende, ni comparte . Lo único que comparte con cierto nacionalismo son las ganas de apoltronarse en el poder. Imagino en la contradicción permanente en que debe encontrarse el bueno de Montilla de tener que repartir prebendas con un partido que votó en contra del Estatut de Catalunya. Es alucinante comprobar cómo Esquerra Republicana de Catalunya, se alza ahora codo con codo con Montilla, como el máximo defensor de un Estatut en el que no cree.

 

Pero las contradicciones de José Montilla no acaban ahí. Hasta sus propios compañeros de partido parece que le han dejado solo. Carmen (antes Carme) Chacón, flamante ministra de Defensa del gobierno socialista y “alta dirigente” del Partit dels Socialistes de Catalunya ha manifestado la “satisfacción de los catalanes por la Sentencia del Estatut”. Es de suponer que ese examen fue hecho entre otro pueblo catalán que no es el mismo sobre el que efectuó el análisis José Montilla. En cualquier caso vaya por delante que al que suscribe estas líneas nadie le ha preguntado nada al respecto.

 

Con todo ese panorama llegó la manifestación del pasado 10 de julio con un lema que trataba ser unitario: “Som una nació. Nosaltres decidim” (Somos una nación. Nosotros decidimos) que le provocó una repentina urticaria a Montilla, preso de sus contradicciones. Y claro, cuando uno tiene ese tipo de acceso cutáneo lo que hace es apartarse del foco que lo provoca. Montilla lo intentó hacer pero con tan mala fortuna que se topó con algo mucho peor. Una proclama por la independencia de Catalunya. Eso si que ya no lo pudo resistir y abandonó el acto reivindicativo mientras un grupo de manifestantes coreaban cariñosamente su apodo, “botifler” (traidor).  

 

Con esas el máximo dirigente del pueblo de Catalunya tuvo la oportunidad de dirigirse a los medios de comunicación a través de un programa tan reputado y serio como es  “La Noria” (Tele5) cuya musa es Belén Esteban aupada a la fama por el mérito de haber compartido lecho con un torero. La indignidad de José Montilla no fue por intervenir en un programa de cotilleo de asuntos de bragueta y corazón. La indignidad y por lo que uno siente vergüenza ajena, fue cuando el presentador del programa, el catalán de origen Jordi González, le espetó al mandarife Montilla en plena vomitera de éste contra el partido de la oposición, que "un momento President que me contestará a esta pregunta después de la publicidad". Fueron seis minutos de comerciales. Seis largos minutos en el que el bueno de Montilla se quedó colgando al teléfono a la espera de que le llegara su turno en uno de los basureros de la televisión. Ni cuenta se dio el pobre. Vive en tal esquizofrenia que ya no distingue si su realidad está en Madrid, en Catalunya, en Iznájar o en "La Noria" debatiendo sobre Catalunya con Jesulín de Ubrique.

 

Supongo que ahora entenderán en el resto de España el porqué, con semejante personaje,  haya crecido el sentimiento independentista en Catalunya. Mañana mismo proclamo la independencia de la comunidad de vecinos de la que soy presidente. Por algo se empieza ¿no?.

En la claridad de la noche

En la claridad de la noche

Se sumergió en la oscuridad para encontrar su sueño, pero cuanto más ahondaba en aquellas sombras más naúfrago se sentía.

 

La cerrazón le hizo zozobrar dejándole a merced de un océano de confusiones. Se ahogaba sin saber el porqué no había alcanzado su quimera.

 

Él, que era quién más la esperó.

 

Él, que era quién más la buscó en la negrura.

 

Tuvo que abandonar. Le faltaba el aire y sintió que se estaba asfixiando su alma. Decidió descansar en la primera playa que encontró en su camino. Allí se quedó acomodándose al lento vaivén de unas aguas espesas y oscuras.

 

La noche, paradójicamente, le lleno de claridad. Le hizo comprender que no era en la oscuridad dónde encontraría su sueño, que no era durmiendo como lo viviría.

 

Aunque había permanecido demasiado tiempo en aquella playa rodeado de aguas sombrías, pensó que era afortunado al estar despierto. Se sintió feliz al comprobar que aún podría conquistar el alba de un nuevo día.

 

Si has construído un castillo en el aire, no has perdido el tiempo, es allí donde debería estar. Ahora debes construir los cimientos debajo de él (George Bernard Shaw)

¿Y tu qué es lo que quieres?

Me parece increíble que un maltratador de mujeres como Joaquín Sabina -convicto, confeso y penado-, que hace proselitismo de una droga como es el tabaco, paniaguado de los regímenes políticos "progresistas", pueda escribir canciones como esta.

El poder de un culo

El poder de un culo

El problema del matrimonio o de cualquier relación de largo recorrido, es que la costumbre fosiliza las dudas hasta anularlas, el temor hace pequeñas las distancias impidiendo su sana oscilación y, como consecuencia, el embrollo se incrementa dada la incapacidad de las personas para mantenerse a  la altura de los cambios. El resultado es el agotamiento,  con sus trifulcas, treguas  temporales, impulsos inútiles de huída y todas las estrategias de una larga guerra impopular.

 

El papel  del  sexo sirve, habitualmente, para distorsionar la apreciación de la distancia real entre los componentes de la pareja, de tal modo que ambos pueden sentirse muy cerca cuando, de hecho, su jodienda ha ido separándolos a velocidades asombrosas.

 

Eduardo y Eva habían tenido exactamente ese problema. Él se enamoró de su culo que sobresalía sutilmente y destacaba de su cuerpo pequeño y compacto. Cada día Eduardo esperaba ver el culo de Eva, al caminar, al sentarse o cuando se inclinaba para recoger alguna cosa. A sus amigos siempre les hacía el mismo comentario: “hay una chica en la oficina con el culo más bonito que podáis imaginar”.  Hasta ese momento había mantenido con ella una relación  civilizadamente superficial,  gobernada por los gestos que imponía la educación.

 

Pasaron unas pocas semanas hasta que Eduardo la invitó a cenar y al cine y descubrió que Eva era una agradable compañía. Tenían muchos gustos en común y no tardó en enredarse con su capricho y enamorarse. Eva le correspondió y entonces empezaron a hablar de vivir juntos. Follaron una docena de veces, las justas para constatar que no había diferencias sexuales indeseadas. Eduardo  olvidó su primer impulso, su fijación por el culo de Eva. Aquél trasero dejó de ser su objeto y lo tomó como una parte del cuerpo de la mujer por quién sentía afecto.

 

Eva se mudó al piso de Eduardo. Cumplieron con todas las rutinas, los nuevos arreglos y las caricias. Una noche, después de una larga preparación amorosa, deslizó un dedo entre las nalgas de Eva y encontró el agujero lubricado por las secreciones vaginales que le habían rebosado. Sin pensárselo un momento, la montó por detrás y, lentamente, dejó que su polla penetrara en el apenas resistente ano. Se hundió en él y ella le correspondió. Y jodieron alegremente por el culo.

 

Sucedió que, en el momento del orgasmo, Eduardo sintió como si la tierra desapareciera bajo sus pies. Tuvo la sensación como si su polla se asomara al vacío y se estuviera corriendo en la nariz de un cadáver.  Tan pronto como el esperma salió de su polla, vio claro todo el esquema. No tenía ningún interés en vivir con esta mujer como si sus vidas fueran gemelas. Todo lo que había deseado era lo que acababa de hacer, follarla por el culo. Pero para llevar a cabo esta pequeña hazaña había tenido que cambiar muchas cosas importantes en su forma de vivir. La distancia que existía entre ellos y que no había percibido porque el impulso sexual se presenta bajo una falsa intimidad, surgió ahora con toda claridad. La complejidad que le había parecido tan enorme se había reducido de inmediato a un simple hecho: que quería estar solo. Y el factor de incertidumbre siguió siendo desesperadamente el mismo.

 

Pero rechazó inmediatamente lo evidente y continuó la farsa de vivir con ella.

 

Pronto, ambos presentaron el aspecto de infelicidad apenas simulada que caracteriza a quienes viven juntos por miedo y no por amor. Se convirtieron en la típica pareja. Eva siguió siendo atractiva y amistosa; Eduardo siguió amándola. Pero el sentido de "nostredad" impartido por la falsa valoración de la distancia había desaparecido. Ahora lo suplantaba con un "nosotros" ficticio.

 

Durante dos años continuaron esta complicidad culpable. Cuanto más tiempo insistían, más servía la función social para remendar el eslabón roto. Para acomodarse a la mentira, decoraron el apartamento, sirvieron los mejores manjares en sus fiestas, fueron al cine juntos y construyeron un lenguaje privado basado en su mutua apreciación de aquellas obras de arte. En resumen, se convirtieron en una atractiva pareja al día.

 

Pagaron su infelicidad con el fracaso. Tras la histórica noche en que la folló por el culo, Eduardo perdió el incentivo de su deseo por ella. Y cuando decayó su energía, Eva se retiró a su antigua frigidez caracteriológica. Si bien gozaban follando, ya no se sentían transportados sino a los reinos más vulgares. Eduardo nunca volvió a follarla por el culo. Eva, cada vez más aburrida, se lió con los movimientos de liberación que empezaban a ponerse de modo con los liberales de izquierda hasta que, tal y como era de prever, conoció a un negro marxista que no se hacía ilusiones con el aspecto más sobresaliente del cuerpo de Eva.

 

Una tarde ella no se opuso a que la tumbara en un sofá, le levantara la falda y le metiera la polla en su raja húmeda.

 

Eduardo se enteró pasados unos meses, no por alguna evidencia externa, sino por los cambios que advirtió en ella. A medida que Eva se alejaba de él, renacía su antigua emoción por ella. Llegó incluso a desearla otra vez pero sin poner fe en lo que sentía. Una mañana, cuando ella volvió tras haber pasado la noche follando sin parar con cinco fornidos jóvenes partidarios de la libertad, todo lo que Eduardo pudo sentir fue un ataque convulsivo de autocompasión. Eva se fue aquella tarde. Eduardo, dos días después de eso, se emborrachó de cerveza de barril. Había escapado de la trampa que él mismo se había construído. Le costó dos años.

 

¿Es el agujero algo más que su profundidad? Un coño y una polla pueden actuar recíprocamente, pero ¿puede establecerse una relación entre un hombre y una mujer?

 

El matrimonio une de por vida a dos seres que no se conocen (Honoré de Balzac)

Recursos Inhumanos (5)

Recursos Inhumanos (5)

Veramundo no había intervenido activamente en la selección de un comercial para Santander, Cantabria como se denomina ahora. Bueno, en lo único que no había participado era en la entrevista personal con los candidatos. En todo lo demás, la inserción de la oferta, selección de los currículos y primera conversación telefónica con los aspirantes, si. El trabajo oscuro, el de la cocina había sido suyo. Pero también le gustaba servir los platos cocinados sobre todo si era para calmar el hambre de trabajo que asolaba el País. Hacer de “rey mago” era lo que más le gustaba de su oficio. Además un viaje a Santander en Primavera y darse una buena comilona de productos del mar en el restaurante Río Sardinero de cara al Cantábrico, era otro de los placeres que le habían hurtado. Una maldita vista en el Juzgado era la culpable y sus señorías gozaban de preferencia absoluta.

 

Así que las entrevistas las hizo el responsable del departamento comercial y el delegado de la zona norte de España. Eso si, las instrucciones de Veramundo habían sido muy claras. Esta vez tocaba contratar a un hombre que con tanta contratación de mujeres se le estaba yendo al garete el “plan de igualdad”. Y no sólo el “plan de igualdad”, les dijo, sino que dada la tendencia a la procreación de las treintañeras cuando encontraban un trabajo estable y que siempre había un galeno que al menor estornudo de la preñada estaba presto a cursar la baja médica por “riesgo durante el embarazo”, la actividad comercial sería prácticamente nula en un año yendo bien. No obstante les preparó nueve currículos. Ocho hombres y una mujer, concesión que le hizo al responsable del departamento comercial que dijo tenía un buen perfil. “Como no sea el de la foto” pensó Veramundo “y que para sus veintiocho años parece que está buenísima, no le veo yo otro perfil”. Pero bueno, cedió no sin antes volver a soltar la monserga de que era un hombre lo que había que asalariar.

 

Le dieron innumerables justificaciones del  porque no le hicieron ni caso. Que si el perfil (¡otra vez el perfil!) que si se le veía muy preparada (¡¿Pero para qué?!) que si los otros candidatos exigían mucho (¡¿Y la chica no?! ¡Que ilusos!) que si la experiencia (¡¿con veintiocho años?!) que si tenía muy buena presencia (¡mira eso no lo dudo!) No había marcha atrás, la preferida de los dos entrevistadores “treintañeros hormonados” era, sin lugar a dudas, la chica  ¡¡Joder!! ¡Mira que lo tenía dicho!¡Y ni puto caso!

 

Pero aún le quedaba a Veramundo una última carta que jugar. La de llamar a la elegida comunicándola que era ella la seleccionada y que sería un placer contar con su persona en la Empresa. Sonrió maliciosamente pensando en que no lo haría y les diría a los ya “exjefes” de la escogida. “Debía ser muy buena profesional porque otra empresa nos la ha robado. Lo siento de veras ¿Llamamos al segundo de la lista?”

 

Aprendemos de la experiencia que los hombres nunca aprenden nada de la experiencia (George Bernard Shaw)

Agua y Fuego

Agua y Fuego

En el principio de los tiempos el Agua se enamoró de la fuerza del Fuego y éste le correspondía. “Nadie”, decía, “me acaricia el cuerpo con la suavidad de ella”. Pronto se dieron cuenta que el estar juntos suponía acabar el uno con el otro. El Agua apagaba el Fuego y el Fuego evaporaba el Agua. Pero el Amor que sentían el uno por el otro engendró la Magia y les concedió un deseo. Podrían amarse una sola noche al año sin destruirse el uno al otro. Era, es la noche de San Juan.

 

Por eso,  el agua que se recoge cuando empieza el día de San Juan y en la que se reflejan las hogueras por la noche,  tiene el poder especial de curar enfermedades del cuerpo y del espíritu a quién con ella se empapa al amanecer. Y así,  desnudo al alba, me revolcaré entre la hierba del campo para protegerme de ti.

 

El Amor es como el fuego, que si no se comunica se apaga (Giovanni Papini)

Rima forzada

Rima forzada

 

Me pidió que la adorara. Lo hice derramando sobre ella toda la ternura que  pude alojar entre su silencio y su desdén. Fuí capricho de sus vaivenes, antojo de sus necesidades, marioneta movida por los hilos de sus deseos, el monigote que pintaba en sus lienzos. Ahora yazgo como un juguete roto entre los versos de una poesía escrita en el espacio que va de su teta (*) a mi bragueta.

 

(*) Son dos pero la rima es la rima.

 

Sin pasión, el hombre sólo es una fuerza latente que espera una posibilidad (Henry F. Amiel)

 

 

Parálisis

Parálisis

No,  no es el miedo lo que me paraliza. Al miedo puedo responder con la fuerza que me da el instinto. El miedo dura un instante y, o lo superas y te haces más fuerte, o te supera con lo que todo acaba. Al miedo o lo vences o te vence. Es una cuestión de supervivencia.

 

Me tiene paralizado una sonrisa. Una sonrisa que se ha colado en mis entrañas removiendo sentimientos y agitando pasiones. Ahí es difícil responder con los instintos porque es el instinto su mejor aliado.  No tengo capacidad de reacción para algo que se ha convertido en parte de mi, en una extensión de mi y  no podría amputar algo que me pertenece. No sin dolor. Y no estoy seguro de sobrevivir al desconsuelo.

26 de abril de 2005- 26 de abril de 2010

Cinco años han pasado desde que nació “Entre Líneas” o ÉL como a veces lo he llamado por “exigencias” del guión literario. Como siempre acudo a este aniversario  con la nostalgia de quienes empezaron conmigo a construirlo  y ya no están. Añoranza  de los que vendrán, alegría por los que están  y admiración por los que me siguen desde el principio porque, la verdad, hay que tener muchas ganas para seguir a alguien sin una doctrina clara. Tengo morriña de lo que empezó siendo este lugar y de lo que es hoy o de lo que no es. Pensándolo bien, esto último es imposible que sea así porque algo seguro que es… aunque a veces no lo sepa ni yo mismo.

 

Sé lo que no es. No es un diario. Podría denominarlo así si escribiese todos los días y no lo hago. Tampoco  es una sucesión de relatos cortos. Hay algunos pero no era esa mi pretensión.  No es una crónica política. A veces escribo sobre ello pero sin seguir una pauta y la política exige eso: estrategia. Aunque haya escrito sobre vivencias mías,  no es una biografía. Eso exigiría mayor lapso de tiempo que uno tan corto de cinco años y unas grandes dosis de sinceridad que no he tenido a lo largo de muchas de ellas. Si, confieso que no he sido sincero en muchas cosas que decía sentir. He escrito desde el despecho  y desde ese territorio no es posible la claridad. Lo que sí encontraréis son grandes dosis de sentimientos, disfrazados en frases grandilocuentes la mayor parte de las veces haciéndoles perder belleza. Pocas, muy poquitas veces, he sabido destilar la emoción por algo o la pasión por alguien y eso es algo que me reconcome.

 

Tal vez “Entre Líneas” no sea más que una historia contada por alguien que no pretende escribir una crónica de su tiempo. Tal vez sea una pasión medida. O el fruto de un entusiasmo efímero. O una táctica “donjuanesca” de un personaje que lo único que pretende es enamorar y ser enamorado por las palabras.


Se oye: Cavalleria Rusticana (Mascagni)

 

Click (II)

Click (II)

...y volvió a cruzar la línea roja sobre su nombre. No podía permitir que un impulso, que un sentimiento amenazase su estabilidad. Una estabilidad construída a base de engaños. Ese tipo de estabilidad no podía construirse de otra manera. Nadie vivía dos vidas sin que una de ellas estuviese asentada sobre fundamentos falsos. Era lógico que a su marido no le explicase lo de sus amantes reales y virtuales. Lo que ya se escapaba de toda lógica es que a sus amantes los engañase haciéndoles creer que eran únicos ¿Por qué lo hacía? Esa pregunta se respondía en el momento de pintar la líneas roja de "no admitido" sobre aquél amante que alteraba su raciocinio.

 

Lo hacía porque así manejaba la situación. Porque eso le permitía repartir su tiempo con lo demás amantes. Los necesitaba a todos como si fuesen tablas que le servían de puente que pasaba por encima del abismo de los sentimientos incontrolados. Quería conservar todas sus relaciones por una simple cuestión de supervivencia. Además sabía que un hombre enamorado siempre quería más. Y  llegaba un momento es que ese más era el principio del fin de la relación. Lo máximo a que podían aspirar sus amantes era a un "te quiero" o, cuando hacía  mucho tiempo que no hablaba con ellos, a un "te extraño". Por supuesto todas esas palabras después de la consiguiente ración de sexo virtual o telefónico e, incluso los más afortunados, físico. Pero cuando un amante quería más, pedía más de lo que estaba estipulado por ella, era el momento de alzar todas las barreras que impidiesen el avance de esa relación. Nunca habría un paseo por la playa. No habría cenas bajo las estrellas. Ni una noche compartida. Todo eso formaba parte del trato que tácitamente suscribía con sus amantes. Saltarse esos pactos no escritos significaba la ruptura del contrato...

 

Además le causaba una infinita pereza volver a empezar de nuevo. Un cansancio el encontrarse una y otra vez con las mismas situaciones cuando era sabeedora de que nada es para siempre y todo estaba condenado de antemano ¿Para qué complicarse la existencia a estas alturas de su vida? No merecía la pena. Nada merecía tanto la pena como aventurarse en algo que repetiría su situación actual. Lo mejor es seguir compartiendo. Lo más adecuado, lo políticamente correcto, es seguir contruyendo barreras, seguir regalando sonrisas y estar constantemente enamorada de alguien. Aunque sea a través de una pantalla.

 

Click. Abrió el messenger y allí estaba él con la banda roja sobre el monigote. Sabía que estaba esperándola y su dedo se acercó al todo poderoso ratón que levantaría la línea de bloqueo. Pero antes de que lo hiciera uno de sus amantes "libres de barreras" le envió un mensaje: "Hola mi amor", escribió. "Hola tesoro", contestó ella... Click.

 

 

Recursos Inhumanos (4)

Recursos Inhumanos (4)

 

 

La selección de un comercial en Murcia  fue más sencilla. Y eso que había recibido tanto o más curriculums que en Valencia y, esta vez, debía escoger entre hombres y mujeres. Pero Veramundo se ayudó de las nuevas tecnologías. No, no es que pudiese clasificar a los candidatos por edades y eliminase a los muy jóvenes o a los que se iban a jubilar. Tampoco porque pudiese eliminar a los que no se ajustasen al puesto de trabajo concreto, o a las mujeres en edad de procrear. No, la cosa era mucho más simple. Veramundo se fijaba en las cuentas de correo electrónico. Ese detalle le servía de criba de aspirantes. Aunque su idea en un principio era descartar las cuentas de “Hotmail”, pensó que, el hacerlo, le hubiese dejado sin postulantes. Así que fue a por los nombres que había antes de la arroba.

 

De un plumazo eliminó a todas las “hada”, “Bruja”, “brisa”, “princesa”, “diosa”, “solotuya”, “simplementemaria” y a sus correspondientes diminutivos, traducciones varias al inglés y ordinales por parte de ellas y a los “solotuyo”, “gayumboso”, “caxondo”, “pinchodeatún”, “hombresensible”, “hetero”, “guaperas”, “travieso”, “elromantico”, “picaro” por parte de ellos. Aunque Veramundo tuvo la tentación de seleccionar a una fémina cuyo correo electrónico era rasuraditatotal@hotmail.com, finalmente desistió y optó por ir a lo clásico. A aquellas cuentas de correo que sólo indicasen el nombre y apellidos del sujeto o sujeta y no un estado emocional, característica personal o deseo sólo confesado en una cuenta de correo electrónico.

 

Quedaron cincuenta solicitantes y Veramundo se dispuso a telefonearles personalmente. No es que le entusiasmase la idea de hacerlo pero formaba parte de la segunda parte de la selección. Sabía que los teléfonos fijos habían desaparecido de la faz de los curriculums dejando paso a los móviles. Estos tenían una ventaja con referencia a los fijos y era que se podía personalizar el saludo cuando se recibía una llamada. De ese modo podía conocer algo más de la personalidad del aspirante. La verdad es que le dio buen resultado aunque, al principio, se desanimó un poco porque un candidato con un curriculum que le venía que ni pintado al puesto de trabajo, lo saludó con la tonadilla de Dinio, “por la mañana, hasssssiendo el amorrrrr… y por la tarde, hasssssiendo el amor…” y claro lo que buscaba para la empresa era un comercial, no un sátiro por mucha titulación y masters que tuviese.

 

En definitiva que después de la “prueba del móvil” le quedaron diez candidatos a los que entrevistar personalmente y, la verdad,  tampoco fue difícil. Veramundo se quedó con el candidato –esta vez fue un hombre- que le trajo el curriculum escrito a mano. Toda una declaración de principios para una persona que no tenía cuenta de correo electrónico y que tuvo que localizar en un teléfono fijo. Y lo mejor de todo. Se llama José Pérez López y tiene experiencia como comercial. Que la hubiese tenido dentro del sector ya hubiese sido pedir demasiado entre los mil doscientos cincuenta y cinco curriculums que recibió.

Click (I)

Click (I)

Apagó la pantalla del ordenador sobre la que instantes antes había derramado algo más que sentimientos.  Era la segunda vez que, en los encuentros con él en messenger, no había cruzado la línea roja de “no admitido” sobre su nombre.

 

En sus primeras citas virtuales también dejaba libre de marcas el muñequito regordete y sin rostro que era él pero por diferentes motivos a los de ahora. Al principio era uno más entre sus amantes en “La Red” al que no le importaba despedir con un “estoy ocupada” o “luego hablamos” siempre que su figurilla se iluminaba en verde. Su equilibrio no se alteraba con esa presencia. Era una más con la que compartir palabras sin que se viese comprometida la realidad de las mismas. Le atraía pero no hasta el punto de que le importase perderlo.

 

Es sabido que cuanto más se reparte el riesgo, más se diluye y ella era generosa en el prorrateo de su sensualidad y en la caricia de sus mensajes. Todos respondían en igual medida a sus estímulos y a todos correspondía uniformemente. Era una situación de armonía únicamente alterada por el inconveniente de tener que cuadrar su agenda con las de sus galanes virtuales no fuese que coincidiesen en tiempo y espacio. Eso podía incomodar a alguno de ellos si se supiese compartido y no era cuestión de perder a nadie por una cuestión tan simple de dosificación de tiempo o racionamiento de espacio.  Además la situación tenía fácil arreglo cuando se apelaba a las ocupaciones laborales, el cuidado de los hijos y, sobre todo, la interferencia del cónyuge cuando sus enamorados arreciaban en los intentos de encontrarse con ella.

 

Esa situación fue cambiando a medida que intercambiaba palabras con él, cuando se percató que las de él, se introducían en los lugares más recónditos de su alma removiendo cuerpo y espíritu, poniendo patas abajo su vida. Algo estaba turbando su equilibrio. Y había que defenderse de ello porque una cosa era el juego galante y otra muy diferente era poner en juego su tranquilidad. Una tranquilidad que defendía de la única manera que se podía en la virtualidad. Manejando los tiempos y el espacio. Por eso cruzó la línea roja sobre la figurilla azul del messenger con su nombre. Así podría decidir cuándo, en qué momento hablaría con él. Así podría alejarlo a una distancia prudencial. Le pareció que así podría dominar la revuelta de sus sentidos. No podía. Intensificó la llamada a sus amantes intentando poner tierra de por medio al universo de sensaciones que él le proporcionaba. No pudo. Se sentía embriagada por ese muñeco que giraba y giraba en su cabeza. Su corazón daba un brinco cada vez que aparecía su nombre en la esquina del PC. Se rindió a la evidencia. Su voluntad levantó la línea roja que derrumbaba la barrera que impedía la comunicación con él. No quedaban ni las trincheras para poder refugiarse de la batalla de dos deseos encontrados. Ardientes. Pasionales.

 

¡¡Tenía que hacer algo y rápido!! Click. Encendió la pantalla del ordenador. Le dió vueltas al messenger y apareció la lista de nombres y correos increíbles . Ahí estaba él, apagado. Puso el puntero sobre su nombre y ... (continuará)

 

 

Recursos Inhumanos (3)

Recursos Inhumanos (3)

 

Difícil, muy difícil se lo pusieron al subdirector general las cuatro candidatas. A pesar de ser lo que es y ocupar el puesto que ocupa, con potestad omnímoda para hacerlo, no supo decidir… o no quiso hacerlo. Todo porque le gustaron las cuatro. A cada una le veía alguna gracia de la que no quería desembarazarse. Que si ésta tiene los ojos como luceros, que si la rubia tiene un porte (y unas tetas, añadía por lo bajo), que si la morena es dulce, que si la otra, la que vino con el currículo sin foto, tiene una personalidad muy atrayente… Total que tuvo que recurrir a Veramundo para que pusiese un poco de sensatez a todo aquél cúmulo de primitivas sensaciones de macho poderoso. Sólo le puso una condición, “Veramundo, elige tu a quién quieras y con las otras déjame bien ¿de acuerdo?”. Y Veramundo que sólo peina canas lo dejó bien. Llamó en primer lugar a su escogida y luego, una vez se hubo asegurado de su “si quiero”, telefoneó una a una a las no elegidas y a todas les repitió la misma letanía: “Nuestro subdirector general ha quedado impresionado de tus cualidades (hay conversaciones en que el tuteo es obligado) y ha visto que el puesto que ofrecemos es de un nivel inferior a tu perfil”… y añadía “Precisamente estamos llevando a cabo otro proceso de selección en Murcia de categoría superior –y por supuesto sueldo- si lo quieres es tuyo”. Veramundo ya sabía el apego que las personas, sobre todo las mujeres, tienen a sus compañeros o, para ser más exacto, lo poco que les gustas a estos que sus mujeres se vayan a buscar fortuna a más de trescientos quilómetros de distancia por lo que era perfecto conocedor de la respuesta de cada una de ellas. Tampoco falló en esta ocasión. Todas declinaron la fantástica oferta y tras un –sincero- gesto de decepción por parte de Veramundo, éste les pedía permiso para guardar su currículo ”por si se presentaba una nueva ocasión””Por supuesto, estaré encantada en trabajar para su empresa” respondían todas volviendo de nuevo al tratamiento consular al haber desaparecido la posibilidad de ser compañeros de trabajo.

 

Veramundo suspiró y se quedó con la mirada perdida en el auricular del teléfono que acababa de colgar. Los rituales  vaciaban su mente. Tras unos segundos volvió a la realidad con cierto fastidio a pesar de que su "victoria" había sido total y en toda regla. Y es que, el jueves, vuelta a empezar con la liturgia. Esta vez le esperan cientos de sonrisas en Murcia. Ahora, se prometió, toca un hombre.     

 

Recursos Inhumanos (2)

Recursos Inhumanos (2)

 

Finalmente a Veramundo le hicieron caso y habrá una segunda entrevista. Bueno en realidad le han hecho caso a medias porque él había elegido a ocho candidatas y cuatro son las que tendrán esa oportunidad. No obstante entre esas cuatro pudo “colocar” a su favorita. A la que destacaba más que ninguna. O, para qué iba a engañarse, su patrocinada se parecía muchísimo a la mujer de la que Veramundo andaba enamorado. Por eso, la defensa apasionada que hizo sobre la conveniencia de volver a entrevistar a aquellas mujeres, había calado en la dirección general de la Compañía. Habría entrevista, si, pero no sería él quién la haría. Sería el subdirector general quién decidiría cuál de ellas era la elegida. Para ello haría una entrevista de unos cinco minutos con cada candidata en los que estas debían “venderse”. Fue Veramundo quién comunicó la buena nueva a las cuatro aspirantes. Día, hora, lugar y persona que las entrevistaría. A las cuatro la misma escueta letanía… Bueno a las cuatro no. A “su” candidata le dio una ventaja sobre las demás. Le explicó en qué consistiría la prueba-entrevista y le dijo más. Que fuese preparada. No vaya a ser que después de tanto desvelo por su parte el subdirector general elija a la rubia de ojos azules y grandes tetas.